Pacta Sunt Servanda es una locución latina que se traduce como «lo pactado obliga». Es un principio general del derecho que establece que cuando las partes de un contrato otorgan consentimiento, ya sea verbal, por escrito o con señas inequívocas, se someten a la obligación sagrada de cumplir.
La confianza —saber que el otro cumplirá su palabra— no solo garantiza el funcionamiento de los contratos, sino el de la sociedad en su totalidad. Sin embargo, la cualidad sagrada de los contratos muchas veces se debilita con la burocracia. Por ejemplo, el derecho al debido proceso fácilmente puede convertirse en un obstáculo para el cumplimiento. En Servanda, para restaurar la confianza en los contratos, los hacemos más claros, exigibles y útiles.
No es descabellado pensar que los abogados son los nuevos consejeros del pueblo. En la antigua Grecia tomar una decisión importante implicaba una consulta con el oráculo de Delfos. Hoy no buscamos chamanes ni videntes antes de actuar; ¡pero sí a nuestros abogados de cabecera!
Pasar de buscar a magos a recurrir a abogados no es absurdo, pues el derecho ha estado vinculado al concepto de magia desde sus inicios. Los abogados son magos que a partir de unas palabras crean una realidad concreta. Magos que construyen una ficción profundamente real, como la creación de una persona moral independiente de cualquier persona de carne y hueso. Los rituales legales (la firma de un contrato) generan consecuencias reales (la propiedad de un bien o el cobro de una deuda).